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Publicado en FEDERPESCA MAR NÚMERO 68; NOVIEMBRE 2008.

Sección: VIAJES DE PESCA

Pesca y aventura en el Cuerno de África

África. Sólo mencionarla evoca aventura, evoca riesgo, evoca viaje a lo desconocido. El término safari, vocablo que en nuestro país, y según la Real Academia de la Lengua significa “excursión de caza mayor, que se realiza en algunas regiones de África”, en su lengua original, en swahili, significa simplemente “viaje”, y bien se podría aplicar a cualquier periplo por el continente negro, como el aquí narrado en pos de las más diversas y sugerentes especies propias del océano que baña el África oriental, el majestuoso Índico. Texto y fotos: IA Sánchez
Pero ni un océano tan aparentemente remoto como el Índico, ni un continente tan misterioso como el africano, implican especies desconocidas, sorprendentes ni extraordinarias. Quizás las haya, seguro que las hay, pero las que persiguieron nuestras curricas y se subieron abordo para fotografiarse con nosotros, no eran otras que nuestras doradas llampugas, nuestros oscuros velas, nuestros incansables atunes y, como estrellas indiscutibles, nuestros tan deseados como escasos marlines, especies todas ellas presentes en nuestras aguas, en infinita menor medida que en aquellas, sin duda, y de tamaños difícilmente comparables, pero conocidas todas ellas por quienes han surcado aguas del Estrecho, de Isla Graciosa o de cualquier otro enclave español con tradición y solera en el curricán y en brumeo tras las mayores especies del gran azul.

Kenya, una primera aproximación
Pocos de nosotros, pescadores en nuestra inmensa mayoría peninsulares o en su caso insulares de Baleares y Canarias, conocemos o conocíamos la ubicación exacta de un país como Kenya. Kenya se encuentra en pleno cuerno de África, o sea, en mitad de África, en pleno ecuador (pasa por su mitad) y en el lado oriental del continente, o lo que es lo mismo, “ a la derecha del mapa”. Su capital es Nairobi, y hasta hace pocas fechas este país se podía vanagloriar de ser uno de los más estables y económicamente asentados del continente, fama emborronada por la absurda guerra tribal en la que se vio envuelta a finales de 2007, con motivo de unas elecciones a la presidencia posiblemente manipuladas, y que, afortunadamente, y gracias a la mediación de Kofi Annan, acabó pronto, pasando a la negra historia africana, volviendo a ser este país uno de los más prometedores del continente.

La costa kenyata
Nairobi es la capital de Kenya, pero Mombasa será nuestra ciudad de referencia, al encontrarse en plena costa, al sur del país, a apenas 80 kilómetros de nuestro destino final, la pequeña localidad pesquera de Shimoni, cerca ya de la frontera con Tanzania, frente a la isla de Pemba, la cual da lugar a un canal que la separa del continente, canal que recibe su nombre, Canal de Pemba, el cuál se erige como uno de los puntos de mayor riqueza piscícola de todo el continente. En Shimoni encontramos nuestro campamento, un complejo de bungalows en pleno club de pesca rodeado de jardines tropicales de una belleza sencillamente indescriptible, y desde allí mismo, a escasos metros de nuestra “cabaña” y del lodge central en el que encontraremos el acogedor salón y el completo bar decorado con mil reproducciones y motivos de pesca, se encuentra el embarcadero, desde el que una típica canoa de madera nos llevará a alguno de los fishers en los que comenzará realmente nuestra aventura, al menos la de pesca.

Pesca y más pesca
Las jornadas de pesca, que en principio pudieran asustar a más de uno por la cantidad de horas a pasar embarcado, se hacen curiosamente cortas…; es tal la cantidad de picadas recibidas desde pocos minutos después de zarpar, y tal el ambiente y la camaradería que se respira abordo, que las horas pasarán volando un día tras otro, y sólo el espléndido recibimiento que tendremos cada día al regresar a tierra evitará un motín abordo exigiendo más y más horas de pesca. Desde el momento de zarpar serán largadas diferentes curricas, de tamaño contenido éstas, con el fin proveernos de cebo para el resto de la jornada. Lo que para cualquiera de nosotros supondría de por sí una extraordinaria jornada de pesca no es más que el aprovisionamiento de distintas especies para el posterior tentado de los grandes peces de pico. Diferentes túnidos y -cómo no- las llampugas, darán la cara un día sí otro también para regocijo de los pescadores abordo. Son éstas las únicas especies que sentirán el frío acero del bichero, ya que su carne será la que decore los anzuelos destinados a otras especies mayores y también la que, si queremos, nos prepararán a nuestra llegada de una y mil maneras diferentes para deleite de nuestros paladares.

En busca de los peces de pico
Una vez hecho el acopio, y mientras navegamos con rumbo a las marcas que nuestro skipper decida, los marineros se encargarán de preparar con exquisito mimo las faldas de los pescados para coserlos a los pulpos de vinilo que largaremos por babor, popa y estribor, añadiendo a los atractivos propios de los señuelos artificiales (vista, sonido, vibración…), el sabor y el olor de los cebos naturales. Y es aquí cuando empezará el verdadero espectáculo, pues lejos de pensar en largas horas de aburrida singladura, no sé si será la extraordinaria riqueza de esta aguas, el increíble saber hacer de la tripulación o la mezcla de ambos factores, pero raro, muy raro será pasar alguna hora de asueto abordo, y pese al correspondiente madrugón diario difícil será encontrar el momento para echar ni tan siquiera una corta cabezadita. Las más de las veces será el inconfundible sonido de la carraca de los Tiagra y los Penn Sennator soltando línea a regañadientes, pero otras será la voz del capitán, que desde lo más alto del fly, y con una agudeza visual difícil de creer para los que no gozamos de un entrenamiento visual y pesquero como el suyo, al desgarrador grito de “¡fish, fish…!” o en su caso “¡marlin, marlin…!”, nos avisará de que una silueta, un pico o una simple aleta, navega por nuestra estela cien metros por detrás del último de nuestros señuelos…, la cuál sólo llegaremos a distinguir nosotros algunos minutos después, cuando ahora sí persiga de cerca alguno de los señuelos o cuando nos deleite con alguna de sus majestuosas piruetas fuera del agua, algo que hay que ver para creer.

¡Fish on!
Cuando se produce finalmente la picada de uno de los grandes, todo el engranaje de la tripulación se pone a funcionar como si de maquinaria suiza se tratara, encargándose cada miembro de la tripulación de disponer todo para garantizar el menor número de picadas perdidas posible. El capitán maniobrando la embarcación, dos marineros recogiendo el resto de aparejos largados para evitar enredos, otro más preparando los tinteros y la silla de combate, y una vez todo dispuesto será ya cosa del pescador, asesorado siempre por las sabios consejos de los profesionales del mar, conseguir traer hasta la plataforma de baño la pieza de turno. Y de nuevo algo sorprendente sucederá: resulta difícilmente explicable el entusiasmo con el que son recibidas las capturas abordo. Gritos, risas, saltos, abrazos y hasta cantos y bailes inundarán la bañera del barco como si fuera ésa la primera captura de la historia, cuando sólo Dios sabe los cientos y cientos de velas, marlines y demás que habrán pasado las desgastadas tapas de regala de dicha embarcación.

Tag & release
Si para muchos el término catch & release (captura y suelta) empieza a resultar ya familiar, es este caso será otro similar, el tag & release (marcado y suelta), el que practicaremos con todos los peces de pico capturados en las diferentes jornadas de pesca. Sea la especie que sea, desde el más modesto de los peces vela hasta el más majestuoso de los marlines azules, antes de ser izado abordo, a mano por supuesto, sin ayuda de bichero alguno, será marcado con ayuda de una pértiga, clavándole una pequeña pero visible etiqueta numerada, número quedará debidamente registrado con todos los datos de la captura. Tras ello el trabajoso izado del animal, el cuál tan sólo podrá permanecer en la embarcación el tiempo justo y necesario para ser fotografiado y devuelto al agua con absolutas garantías de supervivencia. Dichas fotos, junto con el correspondiente certificado debidamente expedido por el Club, serán todos los recuerdos que nos llevaremos de él, y junto con ellos la certeza de que si dicho pez vuelve a ser capturado allí o en cualquier otro mar u océano del mundo, se nos enviará el correspondiente aviso detallando el punto exacto, la fecha y las circunstancias de su captura.

CUADRO 1: Calendario de especies
Son muchas y muy diferentes las especies a tentar en estas extraordinariamente ricas aguas, a saber: marlines (rayados, negros y azules), peces vela, peces espada, tiburones (mako, tigre y toro), wahoos, atunes de aleta amarilla, llampugas, trevallies gigantes, etcétera. La mejor época para los marlines empieza ahora, en noviembre, y se extiende hasta finales de marzo. Los atunes empiezan a moverse a principios del mes de agosto, y están presentes hasta finales de octubre. El pez espada se captura principalmente de noviembre a marzo. La mejor época para los velas será durante los meses de diciembre y enero.

CUADRO 2: Más información
En España
George Luis Chang. PescaTravel
Dirección: Madrid, España
Tel: Fax: Mov: 34.677.537.634
Email: info@pescatravel.com
Web: https://www.pescatravel.com

DESTACADOS:

• En Shimoni encontramos nuestro campamento, un complejo de bungalows en pleno club de pesca rodeado de jardines tropicales de una belleza sencillamente indescriptible

• Es tal la cantidad de picadas recibidas desde pocos minutos después de zarpar, y tal el ambiente y la camaradería que se respira abordo, que las horas pasarán volando

• Son éstas las únicas especies que sentirán el frío acero del bichero, ya que su carne será la que decore los anzuelos destinados a otras especies mayores

• Raro será pasar alguna hora de asueto abordo, y pese al correspondiente madrugón diario difícil será encontrar el momento para echar ni tan siquiera una corta cabezadita

• Cuando se produce finalmente la picada de uno de los grandes, todo el engranaje de la tripulación se pone a funcionar como si de maquinaria suiza se tratara

• Gritos , risas, saltos, abrazos y hasta cantos y bailes inundarán la bañera del barco como si fuera ésa la primera captura de la historia, cuando sólo Dios sabe las que llevarán

• El pez tan sólo podrá permanecer en la embarcación el tiempo justo y necesario para ser fotografiado y devuelto al agua con absolutas garantías de supervivencia

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